Las palabras ya no salen de mi boca como una
melodía,
no se deslizan suavemente ni fluyen con
armonía,
Son, hoy, como escupitajos, una saliva que
lucha por expulsarse de mi boca,
que me ahoga y se libera de un solo salivazo
sin pedir perdón,
Ya no esperan un lugar íntimo para largarse,
escupen en la cara de los transeúntes,
de todos aquellos que se cruzan ante mi boca.
Mis palabras ya no son poesía ni metáfora,
tan solo son restos de saliva que expulso para
liberarme de mi mierda interna.
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