30/10/11

Aquel niña.


Aquel niño que se siente extraño dentro de un cuerpo que no le pertenece,
aquel niño valiente que decide hacer caso a su sentir,
 aquel niño se atreve a romper con “lo natural”,
aquel niño que busca traspasar los limites del genero,
aquel niño que no pudo elegir el cuerpo que hoy tiene,
 aquel niño valiente que se atreve a enfrentar aquellos prejuiciosos de los autodenominados “normales”,
aquel niño ya no quiere ser niño aquel niño elige ser niña,
aquella niña ahora lucha por que la dejen ser,
 aquella niña alza su vos, aquella niña muestra su belleza al mundo,
aquella niña enfrenta a los moralistas, aquella niña de pezones al viento,
 aquella niña etérea, aquella niña comienza a ser libre, aquella niña se aleja de aquel cuerpo que no le pertenecía, de aquel caparazón impuesto, aquella niña despliega sus alas, rompe la prisión de su cuerpo, traspasando toda barrera que se le impone y posee ahora una mente libre que le concede la libertad a su cuerpo.

24/10/11


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Imágenes que se retienen en la memoria hasta el punto de llegar a desequilibrar nuestras emociones y amputarnos el corazón,
Puntadas en el pecho que hacen sangrar nuestros pezones,
Palabras que buscan salir por nuestras extremidades,
Días en los que necesitamos cerrar nuestras manos y acurrucar los dedos de los pies para no dejar un camino de letras por las calles que pasamos,
Días en los que quisiéramos tener dos muros al costado de los ojos para no ver tanta desesperanza,
Noches en las que no procuramos mas que fallecer entre los colchones y dejar yacer nuestro hemisferio sobre la almohada con tal de que nuestros parpados saquen la banderita blanca y procedan a rendirse.


Candela (a lo Oliverio)

17/10/11

El grito unificado.


Ya no quedaba aire, el oxigeno disminuía a cada minuto, el humo iba en aumento, las personas ingresaban al pasillo, en su mayoría hombres, hombres con cuerpos de hombre, cuerpos de mujeres con rostros de hombre, se acercaban, se chocaban, se estampaban contra las paredes del angosto y extenso pasillo.
Se abrían puertas de los costados de las cuales salían personajes y en un rincón me encontraba yo, asfixiándome, con una sensación de fobia, con ansias de que el pasillo se extendiera inevitablemente para correr hacia algún lugar. Estos seres allí presentes me miraban, todos con sus ojos negros me vigilaban, su respiración a cada segundo era mas fuerte, podía ver la danza de sus fosas nasales, sus bocas inmersas en un temblequeo constante, sus ojos ya no solo desafiantes ahora paranoicos, desorbitados, percibía sus latidos acelerados, sus pies poco firmes, sus manos tensas y de golpe, el grito, el grito unificado de todas las personas presentes en aquel pasillo. De golpe, el fin, la ruptura de la espera, el grito ensordecedor capaz de aturdir a nuestro cuerpo. Un grito o miles que conformaban uno solo, no pude tapar mis oídos, no pude tapar mis ojos, solo atine, yo también, a gritar.

Candelaria Spicogna.

15/10/11

Amar en libertad.

Soñé que éramos libres, soñé quererte sin necesidad de poseerte, mirarte sin pretender que me mires solo a mi, soñé estar a tu lado sin pretender que seas mío, soñé hacernos el amor huyendo de la prisión de nuestros cuerpos, soñé pensarnos pensando al mundo, soñé amarnos con libertad, soñé la abolición de los celos, soñé el fin de la posesión, soñé un amor sin barreras, sin prejuicios, sin reproches, ni reglas, soñé un amor libre. Soñé un amor revolucionario, de esos dialécticos, soñé un amor con alas, soñé un amor que perseguía un sueño  máximo, soñé acompañarte, soñé que me acompañabas, soñé construir la revolución juntos, soñé encontrarnos…

Candela.

La rebelión de las tuercas




El mundo se ha puesto en marcha, hombres y mujeres de pie por las calles, haciendo oír sus gritos.
Hermanos chilenos, españoles, franceses, egipcios han dicho ¡BASTA!
La gran maquina alienadora comienza a sentir fallas en sus engranajes, las tuercas, cansadas, deciden revelarse; 
ya no quieren pertenecer a esta maquina manejada por hombres con traje y corbata.
Marchan ahora las tuercas, sueltas, libres por la ciudad, hacen ruido, se amontonan, se unen,
formando una nueva maquina manejada por ellas mismas, una maquina autosuficiente que no para de hacer ruido,
han sabido complementarse tuercas redondas, cuadradas, gordas y flacas,
todas bajo un mismo fin : SU LIBERTAD.

Candelaria Spicogna.