Esta es la historia de una joven que por
alguna razón no podía dormir sola, al llegar la noche, cuando sus parpados tendían
a cerrarse por el sueño que la inundaba, ella iba hasta su cama y al ver el colchón
solo, al ver la sabana fría ella no podía dormirse, se sentía vacía, hueca, necesitaba
sentir la respiración de alguien mas abrazar la piel de algún hombre, sentir el
calor de otro cuerpo, por un tiempo remedio esta necesidad al dormir con su
perro, de alguna forma la tranquilizaba sentir el animal a sus pies, calmaba a
medias su soledad, cuando su perro murió, la muchacha volvió a sufrir del
desvelo nocturno, hasta que decidió comprarse un gato, el ronroneo del gato
calmaba la extraña necesidad de dormir con alguien a su lado, aunque en su
interior sabia que un gato no podía reemplazar el calor de un hombre. Al morir su gato, la muchacha quedo sola otra
vez, habían pasado dos semanas en las que no podía dormir y esto acababa por
enfermarla, no era fácil para ella conseguir novio, sus manías extrañas hacían
alejarse a los hombres, aunque era una mujer bella, de curvas flamantes y joven
aun. No le era difícil conseguir hombres cuando salía de noche, el problema era
que ellos buscaban alguna aventura nocturna, generalmente sexo, y ella no quería
tener sexo con ellos su única pretensión y necesidad era acostarse con ellos en
la misma cama, para dormir abrazada a su pecho, para sentir el calor de su
piel, para sincronizar sus respiraciones y así soñar tranquila. La mayoría de
los hombres no comprendía su necesidad, y generalmente terminaba echándolos de
su casa por pretender tener sexo con ella, algunos accedieron a dormir sin
tener sexo, pero en algún momento de la noche comenzaban a tocarla o pretender
que ella los toque, la muchacha no sentía necesidad y tampoco le gustaba
fingir, una de sus habilidades era la sinceridad. Pasado un tiempo, sin
conseguir un hombre que quisiera solo dormir con ella, y cansada ya de jóvenes sexo
patas, viejos verdes, hombres que querían descargar su libido, toquetones, decidió
buscar otra alternativa para conciliar el sueño. La muchacha no tenia amigos
por lo que no podía pedirle el favor a nadie y la gente extraña que conocía no podía
comprenderla. Todo cambio un viernes por la tarde, ella con sus parpados
hinchados, ya sin perro, sin gato y cansada de no encontrar alguien con quien
dormir, salio ala plaza del frente de su casa y se sentó a mirar el tiempo,
dentro suyo pensaba en que no habría solución, ni freud ni los médicos podían
resolver este problema, en el banco del frente había un muchacho, le llamo la
atención sus parpados hinchados, su cara de trasnochado, pero a pesar de ello
el joven era bello, estaba sentado, al igual que ella mirando el tiempo, como
si buscara algo sin saber que, algo sintió esa muchacha al ver al hombre que
estaba frente a ella, comenzó a imaginar la vida de aquel sujeto, por que había
llegado hasta ese banco, si tal vez sufrió del mismo problema que ella, si quizás
no dormía por las noches a causa de su soledad, paso una hora, y lo dos seguían
allí esperando, ella lo miraba de a ratos, y el también a ella, el sueño invadía
a los dos, a veces sus parpados se cerraban, no se animaban a hablarse, pero
pareciera que al cambiar de pose en el banco entablaban sus cuerpos una conversación.
Había caído la noche ya, y el muchacho decidió levantarse, camino pausado unos
pasos, se acerco al rostro de la muchacha, bajo la mirada, y titubeando le
dijo, disculpe el atrevimiento, quizás a usted le resulte un poco extraña mi propuesta,
no estoy buscando lo que parece, solo le quería proponer si me acompañaría a
dormir esta noche, hubo una pausa, la muchacha no contesto de inmediato, pero
al cabo de unos minutos le sonrió y asintió con su cabeza, ambos sonrieron, se
miraron, y supieron que por fin se habían encontrado… en el camino a la casa del
joven, ambos hablaron tranquilamente, miraron la luna. Se miraron, y sonrieron,
hacían falta pocas palabras. Quizás por que ambos eran tímidos o porque sabían
que todo este tiempo habían esperado aquel encuentro. Esa noche hubo luna
llena, el viento soplaba fuerte, y la muchacha que no podía dormir sola, conoció
a un muchacho que no podía dormir solo, ambos se abrazaron y sincronizando sus
respiraciones, se hundieron en el tan esperado sueño.