Una mosca se posa bajo la palabra utopía,
El viento y el fuego se complementan haciendo
el amor de una forma inigualable,
El perro negro sacude las pulgas de la
libertad,
Que paciencia llevan en si las piedras,
creaciones del tiempo…
La libélula posa y da un salto al vacío,
Medita con sus transparentes alas, su cuerpo
azul y negro, sus ojos rojos, su cabeza naranja,
Cuando la miro de cerca, huye como si sintiera
que algo violento puede ocurrir,
Ahora se posa sobre mi andar.
El hombre se sienta a observar, el hombre o
mujer libélula se posa en el surrealismo,
espera paciente la luz interna que
libere su imaginación;
“hablemos sin saber” dice el niño de
antiparras.
Dos libélulas se posan en mi brazo y hacen el
amor, mi pudor corrió a ahuyentarlas…
Una de ellas ha vuelto a descargar su libido
sobre mi pie, el eyacular de la libélula.
(un escrito algo surrealista, inspirado por Andre Breton,
el paisaje de Yacanto y la maravillosa libélula multicolor)
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