Que mi cuerpo ya no sienta las capas de tu piel y que tus manos
desgarradas de tanto tocar quieran acosar mi sexo, como si la libertad se
coartara en un beso superfluo, que guiado por la necesidad inagotable de no
amar, busca respuesta en un cuerpo inmóvil que yace a su lado.
Que mi sexo hoy te corra para penetrar tus mas oscuras concavidades,
y
que tu cuerpo ya no este vivo, que solo sea una cueva donde busco esconderme de
mi misma, que tus ojos en vez de mirar me traspasen como si mis pensamientos
fueran hoy solo ideas inexistentes,
que al terminar la noche ya no preguntes ni
siquiera mi nombre y en una cruel despedida te vallas sin saber quien soy,

Candelaria Spicogna